Judith Kerr, Aeham Ahmad, Saša Stanišić, Nneka Egbuna y Antonio Skármeta vienen de cuatro continentes, pero todos huyeron de la guerra, la pobreza o la persecución.
Para ellos, la clave de la integración es la cultura. A través de libros, películas y música intentan sentirse en casa en el extranjero. Un proceso que no solo los transforma a ellos, sino que aporta nuevo impulso al país de acogida.
"¡Ser refugiada no es algo maravilloso!", gritaba a los 10 años Judith Kerr sobre los tejados de París. Era en 1934. Un año antes había huido con su familia ...
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